Memoria Histórica: La ciudad segregada es una obra de la dictadura
- Pincoyazo
- hace 2 días
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El Golpe de Estado abrió la puerta para hacer de la ciudad un negocio a costa de desplazar a más de 170 mil familias pobladoras la fuerza a hacia la periferia. Se extendió el límite urbano para construir y se crearon subsidios para traspasar grandes volúmenes de recursos públicos la empresa privada, además de impedir constitucionalmente que el Estado pueda construir viviendas.

El golpe de Estado del 73 y las violaciones a los derechos humanos fueron un medio utilizado por la CIA y la clase dominante de este país para refundar el país a través de la instauración de un modelo económico diseñado en Estados Unidos y aplicado acá por jóvenes becados de la Universidad Católica, más conocidos como los Chicago Boys.
A mediados del siglo 20 el Estado ya había creado incentivos tributarios para hacer crecer el mercado de vivienda privada (DFL 2 de 1959). Luego, la dictadura implementa la Política Nacional de Desarrollo Urbano (1979) para profundizar ese camino con una serie de medidas que apuntan a hacer crecer el espacio de inversión (la ciudad):
Algunas políticas relevantes en este marco son:
Eliminación del límite urbano: a las 38 mil hectáreas urbanizadas de la Región Metropolitana, se suman 64 mil hectáreas declaradas “urbanizables” (la ciudad crecerá un 160%).
Se declara que el suelo es un bien no escaso, lo que legalizó la venta a bajo precio de gran parte de los bancos de tierra de propiedad estatal. Unos años más tarde, se dirá que el suelo sí es un bien escaso, por lo que los mismos terrenos suben de precio (ahora en manos privadas).
Se entrega al capital inmobiliario el protagonismo en la construcción de vivienda e infraestructura pública con el traspaso de recursos vía de subsidios.
Se realiza un proceso de erradicación masivas de pobladores, trasladando campamentos hacia la nueva periferia urbana. Esta medida buscó limpiar de pobres las comunas cuyos terrenos podían venderse más caro. Muchas familias de un mismo campamento fueron desplazadas a distintas comunas, desarticulando su capacidad organizativa.

Todas estas políticas apuntaron a reorganizar la ciudad bajo un criterio de segregación de clase social, generando las condiciones para la expansión del capital inmobiliario, a través de la apropiación de suelo urbano para reinvertir en él los excedentes del capital, especular y así reproducir el ciclo de acumulación.
Este modelo fue luego heredado y profundizado por la Concertación, tras un proceso de renovación política en el exilio y la comodidad.
Hoy, a 52 años del golpe, una nueva generación, los hijos de esos herederos, asumen el mando para seguir administrando la miseria que enriquece a unos pocos al replicar las mismas políticas que mientras buscan tapar los hoyos, solo profundizan el modelo, a través del aumento de traspasos cada vez mayores de recursos públicos hacia la empresa privada.
La tarea de las organizaciones populares es no olvidar, analizar críticamente la historia, larga y reciente, y con ello volver a crear estrategias para reconstruir el poder de quienes vivimos del trabajo y aspiramos a una vida digna.